
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en adultos
En numerosas ocasiones, al hablar del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), nuestra imaginación tiende a pensar en un niño alborotador e inquieto – tanto en casa como en el colegio -, con un bajo rendimiento escolar, etc.
Sin embargo, aproximadamente un 50% de los TDHA persisten en los adultos, es decir, estamos hablando de un tres por ciento de la población. Cifras contabilizadas teniendo en cuenta que éste diagnóstico, tiene la posibilidad de manifestarse en forma leve, moderada o severa.
¿Qué síntomas manifiesta un adulto con TDAH?
Los adultos con TDHA suelen presentar los siguientes síntomas:
- Hiperactividad: Actividades excesivas, días cargados de actividades de trabajo y ocio, a veces incluso con adicción al trabajo… A diferencia de la hiperactividad en niños, la cual se manifiesta como inquietud general y dificultad para estarse quietos.
- Déficit de Atención: Expresado como una gestión inadecuada del inicio, proceso y finalización de los proyectos; ya sean proyectos laborales, relaciones personales (familiares, sociales o afectivas), olvidos frecuentes y sufren distracciones en trabajos rutinarios.
Son más eficientes en entornos de multitarea y en las áreas hacia las que se sienten más motivados y les agradan más.
Como consecuencia pueden sufrir cambios y fracasos en todas las esferas vitales. - Impulsividad: Dificultades en el control y gestión del enfado, destacan las conductas de ira explosiva.
En muchas ocasiones, también veremos conducción impulsiva (que puede dar lugar a accidentes) y conductas de riesgo (el consumo de sustancias estimulantes, desde el exceso de bebidas con elevado contenido de cafeína y teína, nicotina, cannabis).
Estas deficiencias en la gestión de la propia conducta en los ámbitos familiares, laborales, sociales y curriculares, pueden derivar en sentimientos de tristeza y ansiedad, que junto con el abuso de sustancias hacen más difícil el diagnóstico y abordaje de los problemas de estas personas.
Sin embargo, la mayoría de los afectados por TDAH, con la atención precisa, mejoran la calidad de sus vidas una vez diagnosticados y tratados.